domingo, 16 de marzo de 2014

Corinto: una ciudad poco tranquila

Corinto (en griego Κόρινθος) fue una ciudad-estado ubicada en el istmo de Corinto, la estrecha franja de tierra que une el Peloponeso con la Grecia continental, en el camino entre Atenas y Esparta. 

Algunos creían que Corinto, fundador de la ciudad, fue un hijo de Zeus, o bien su primer rey, al que habría sucedido Sísifo, el más astuto de los mortales, que enfadó tanto a Zeus que le condenó a empujar en el Tártaro una enorme roca hasta lo alto de una montaña, de la que caía inmediatamente para que su tormento fuera eterno.
Con Corinto están relacionados numerosos mitos, entre los que destacan la disputa por el lugar entre Posidón y Helios, el encuentro entre Pegaso y Belerofonte, y el asesinato de los hijos de Medea.

Según Pausanias, Briareo, uno de los tres Hecatónquiros, fue el árbitro entre una de las disputas entre Posidón y Helios (entre el mar y el sol), y decidió en su veredicto que el istmo de Corinto fuera para Poseidón y la acrópolis de Corinto (Acrocorinto), para Helios.

Acrocorinto


La fuente de Pirene se encuentra en Acrocorinto, en el recinto delimitado por las murallas. Esta fuente se llama así por la hija  que el rey Asopo tuvo con Metope, una ninfa. Pirene tuvo dos hijos con Poseidón.  Artemis mató sin querer a uno de ellos, y  Pirene lloró tanto que acabó transformada en fuente. 
Pegaso, el caballo alado que nació de la unión de Medusa y Poseidón, fue encontrado por el héroe Belerofonte cuando bebía precisamente  de esta fuente.


Fuente Pirene



También transcurre en Corinto parte del mito de Jasón y Medea.

Medea
Medea era hija del rey de la Cólquide, Eetes y de una Oceánide. Cuando Jasón llegó desde Yolco, su ciudad natal,  a Eea para buscar el vellocino de oro en la lejana Cólquide, Medea se enamoró de él y le propuso un pacto: le ayudaría a cambio de convertirse en su esposa.  Así sucede, y tras una accidentada huida perseguida por los colcos, termina celebrándose la boda.
Jasón y el Vellocino de Oro
Cuando Jasón y Medea llegan a Yolco, Jasón tenía que convertirse en su rey, y Medea decide vengarse de Pelias, tío de Jasón y usurpador del trono, que le había obligado a que buscase el vellocino de oro con intención de que muriera en el intento. Medea prepara un caldero con agua hirviendo y con ciertas hierbas, introduce en él un carnero viejo descuartizado y lo saca convertido en un corderito que según dicen es Esón, padre de Jasón. Las hijas de Pelias intentan devolver a la juventud a su padre del mismo modo y no lo consiguen, por lo cual Jasón y Medea son desterrados de Yolco y tienen que irse a vivir a Corinto, donde nacen sus hijos, hasta que Jasón decide abandonar a Medea para casarse con Creúsa, la hija del rey de Corinto, Creonte.
Creúsa recibe el regalo enviado por  Medea


El rey destierra a Medea y a sus hijos, y ella decide vengarse en un solo día. Envía a los niños con un regalo de boda, que era una túnica y una corona envenenadas, destinadas a la joven esposa y que provocan su muerte y la de Creonte al intentar ayudarla. Luego, Medea mata a sus propios hijos, dejando a Jasón sin descendencia, y huye en un carro volador, regalo de Helios,  a la ciudad de Atenas, donde se casará con el rey Egeo.



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