viernes, 20 de junio de 2014

Hades: pocas veces se sale de allí

Hades (o Plutón) era hijo de los titanes Cronos y Rea, hermano de Zeus, Poseidón, Hestia, Deméter y Hera. Es reconocido por sus atributos como el casco de la invisibilidad (forjado por los Cíclopes), la cornucopia, el trono y, al lado suyo, Cerbero.También puede ir acompañado por las Erinias (eran personificaciones femeninas de la venganza, que perseguían a los culpables de ciertos crímenes), las Keres (eran espíritus alados que vengaban a los muertos con violencia), las Harpías (con rostro de doncella y cuerpo de aves de rapiña), Caronte, y los jueces Minos, Radamantis y Éaco.


En el reparto del mundo a Hades se le atribuyó el mundo subterráneo, al que acabaría llamándose de forma genérica el Hades, rodeado por cuatro ríos: el Estige (río del odio), el Aqueronte (río de la aflicción), el Leteo (río del olvido) y el Piriflegetonte (río del fuego). En el Hades residen las almas de los muertos, y es muy difícil salir de allí, así como también entrar sin estar muerto, debido a Cerbero (hijo de Tifón y Equidna), el perro de tres cabezas que designó Hades como guardián de las puertas de su reino.

El viaje al otro mundo

Hades es el rey del  otro mundo por lo que tiene un poder absoluto sobre los fallecidos. Cuando una persona muere su alma es guiada por el dios mensajero Hermes hasta un ancho río de aguas turbulentas. El alma tiene que alquilar la barca que es dirigida por un viejo llamado Caronte (hijo inmortal de Érebo y de la Noche), el barquero del Hades, al que se debía pagar un óbolo (moneda que tradicionalmente se le colocaba al cadáver en la boca para que pagara el peaje). La función de Caronte era pasar las almas al otro lado del río Estige, Caronte no dejaba subirse a su barca a ningún vivo salvo algunas excepciones. Dejaba las almas en la puerta del Hades, donde estaba Cerbero sin hacer daño a las almas, pero entraba en acción si aparecía algún ser vivo, cosa poco frecuente. Tras desembarcar Caronte a las almas en las puertas del Hades estas se cerraban. Primero debían pasar por el Campo de los Asfódelos (lugar gris y nebuloso donde los arboles arraigaban sus ramas hacia el suelo) y la laguna Letea o río Leteo, donde iban a beber los muertos ( al beber del río Leteo, los difuntos olvidaban su vida pasada y sus recuerdos).


Llegados a este punto, aparecían Perséfone (sobrina y esposa del rey de los muertos) y Hades para juzgar a las almas, pero quienes tomaban esa decisión eran tres jueces que fueron elegidos por Hades a causa de su sabiduría y la vida ejemplar que habían llevado: Minos, Radamantis y Éaco. Todos los días los muertos eran llevados ante ellos, y según su veredicto tomaban tres caminos: si no eran considerados ni buenos ni malvados, las almas eran enviadas al Campo de los Asfódelos donde permanecían la mayoría de almas, en un continuo crepúsculo sin día ni noche, mientras se pasaban la eternidad dando vueltas. Si eran considerados merecedores de mejor destino, se les enviaba a los Campos Elíseos (un tranquilo lugar donde las almas vivían "felices", los pájaros cantaban, había grandes prados cubiertos de flores donde el sol brillaba y no existía la noche, sonando siempre música de flauta o de lira que alegraba la vida de los fallecidos, con vino abundante pero que a nadie hacía daño. Los juzgados como malvados eran enviados a la región del Tártaro (donde se encuentran encerrados los Titanes y algunos personajes mitológicos que sufren un castigo  eterno por haber ofendido a los dioses, como Tifón, Sísisfo, Ixión y las Danaides).

El Ténaro, una de las supuestas entradas al Hades


Salir del Hades con vida

Uno de los pocos seres humanos que logró entrar al Hades y salir de él vivo fue Orfeo, cantor por excelencia, músico y poeta. El dolor por la muerte de Eurídice le llevó a intentar recuperar su alma del reino de Hades. Tras su descenso, Hades se lo concedió con la condición de no mirar atrás en su regreso hasta haber salido a la luz. En el último momento no pudo aguantar la tentación y volvió la vista, perdiéndola definitivamente.



También estuvo allí  Heracles  cuando, como último de los doce trabajos, tuvo que ir a capturar a Cerbero. Primero viajó a Eleusis para iniciarse en los misterios eleusinos, para purificarse de la muerte de sus hijos y aprender cómo  entrar y salir vivo del  otro mundo. Encontró su en el Ténaro. Atenea y Hermes le ayudaron en su camino. Heracles pidió permiso a Hades para llevarse a Cerbero y el dios accedió siempre que Heracles no le hiciese daño y se lo devolviera, cosa que hizo.



Viajaron al Hades también Teseo y su amigo Pirítoo, quienes habían prometido casarse con hijas de Zeus. Teseo eligió a Helena, la secuestró con la ayuda de Pirítoo y decidió retenerla hasta que tuviese la edad de casarse. Pirítoo eligió a Perséfone. Dejaron a Helena con la madre de Teseo, Etra, y viajaron al inframundo. Hades fingió darles hospitalidad y preparó un banquete. Cuando la pareja se sentó, ya no podían levantarse del asiento. Teseo fue finalmente rescatado por Heracles, pero Pirítoo se quedó allí.



Amadas por Hades

Hades raptó a su sobrina, Perséfone, y la convirtió en su esposa, pero, como su hermano Zeus, no era un marido fiel. Según Ovidio, persiguió y amó intensamente a la hermosísima ninfa infernal Mente, asociada con el río Cócito. Una vez, su esposa Perséfone los encontró juntos y, presa de un ataque de celos, lanzó furiosa a la ninfa al suelo y la pisoteó. Hades transformó sus restos en la planta de la menta para que Perséfone no pudiera tomar más represalias contra ella. Esto sucedió en Bitinia.
De forma similar, la ninfa Leuce, a quien también había violado Hades, fue metamorfoseada tras su muerte natural  en un álamo blanco, que se encuentra en los Campos Elisios.



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